Por Inspiración Femenina Tian
Nos ha llamado poderosamente la atención esta noticia,
publicada en el diario español “El Pais”,
porque pantea cómo ¡por fin! se está viendo la necesidad de aplicar una
perspectiva de género al tratamiento de la enfermedad del SIDA.
Desde Inspiración femenina, venimos diciendo
desde hace tiempo, pero mucho más insistentemenete este año, que evidentemente
las enfermedades no puedes ser tratadas de la misma manera en hombres que en
mujeres, pues las causas que nos llevan a enfermar son diferentes, nuestras
fisiologías son distintas y nuestras situaciones solciales tambien. Todo ello
hay que tenerlo en cuenta a la hora de elaborar un tratamiento.
Nos alegramos de iniciativas como ésta, que
pueden mejorar la salud de muchas mujeres.
Aqui os dejamos este interesante artículo para
que podais adentraros bien en el tema.
El sida con nombre femenino
Jaime
Prats Valencia 9 SEP
2013 - 21:49 CET
Hasta el año 1993 las mujeres
con VIH estaban excluidas de los ensayos clínicos de los fármacos en desarrollo
para tratar la infección. Los datos de toxicidad, eficacia y seguridad que se
obtenían de los hombres entre los que se probaba el medicamento se extrapolaban
directamente a las mujeres. Veinte años después, las cosas han cambiado.
Existe el convencimiento de
que hombres y mujeres afectados por el virus necesitan cuidados diferenciados
—aunque pueda ser, en ocasiones, cuestión de matices— por su distinta respuesta
ante el VIH. Desde ayer, los profesionales sanitarios cuentan con un documento destinado a permitir un abordaje diferenciado de
las mujeres infectadas por VIH. Sus autores son el Grupo de Estudios
de Sida (Gesida) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y
Microbiología Clínica (Seimc) y la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida,
entidad ligada al Ministerio de Sanidad. De acuerdo con sus impulsores, es el
primer consenso científico de este tipo publicado en Europa.
Era “urgente” la elaboración
de un documento como este para “brindar a la mujer una atención adecuada que
evite sesgos de género y tome en consideración sus aspectos biológicos,
psicológicos y sociales específicos” respecto a la infección, sostiene Juan
Berenguer, presidente de Gesida.
a guía fija recomendaciones
relacionadas, entre otros aspectos, con las mejores prácticas en el tratamiento
con medicamentos antirretrovirales de mujeres con VIH. A medida que avanza el
conocimiento en la infección y se centra el foco en las diferencias en relación
con el sexo se ha observado que las mujeres “experimentan mayor riesgo” de
presentar dislipemia, acidosis láctica o alteraciones hepáticas. También se ha
visto que el género influye en los perfiles de toxicidad de los fármacos.
¿Qué implica tener en cuenta
las diferencias biológicas entre hombres y mujeres en la terapia del VIH?
Concha Amador, de Gesida, responde con un ejemplo relacionado con la
administración de la nevirapina, un medicamento antirretroviral que se
administra en el caso de fracaso de otros tratamientos. En función de la
situación inmunológica del paciente —un aspecto que se mide contando el número
de linfocitos CD4 en la sangre— este medicamento puede resultar tóxico. Sin
embargo, los valores que los especialistas usan de referencia para aconsejar o
no el empleo de este antirretroviral son diferentes en el caso del hombre y la
mujer. “Estas cuestiones hay que tenerlas presentes”, apunta la responsable de
la unidad de enfermedades infecciosas del hospital Marina Baixa de La Vila
Joiosa (Alicante).
La guía aborda cómo afrontar
la infección o el desarrollo del sida en la adolescencia, el climaterio o el
embarazo. O aspectos ligados a rasgos propios de la salud emocional y sexual de
la mujer.
Concha Amador apunta que en
sus consultas suele presenciar más casos de ansiedad o depresión entre las
pacientes femeninas, “especialmente por el miedo de que se conozca su estado,
aunque este es un comportamiento generalizado entre hombres y mujeres”.
Otra cuestión clave tiene que
ver con las mujeres embarazadas con VIH. No tanto —en los países con sistemas
sanitarios desarrollados como España— con las terapias destinadas a evitar la
transmisión del virus de la madre al hijo. Bloquear el contagio, siempre que la
salud de la madre esté controlada por el personal sanitario, no suele suponer
mayor dificultad, según los especialistas consultados. La mayor preocupación
consiste en poder administrar pautas farmacológicas lo menos agresivas para
evitar al máximo eventuales efectos secundarios en el feto, como destaca Concha
Amador.
Dos décadas después de que la
Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA) obligara a la inclusión de
mujeres en ensayos de fármacos para el VIH, el documento de consenso insiste en
que las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en estos estudios. Ha habido
algunos avances. Por ejemplo, el diseño de algunos estudios solo con población
femenina. Aunque aún son muy escasos, como apunta el especialista en
tratamiento del sida Enrique Ortega, jefe de la unidad de enfermedades
infecciosas del hospital General de Valencia.
De momento, la presencia de la
población femenina en los ensayos sigue siendo modesta. Oscila entre el 10% y
el 37%, a pesar de que según los datos del programa de las Naciones Unidas para
el sida, en todo el mundo el 49% de las infecciones corresponde a mujeres.
“Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de monitorizar los
antirretrovirales para manejar los efectos adversos” y para estar atentos por
si “existe algún régimen terapéutico más adecuado para mujeres”, como refleja
el documento.
Mujeres, VIH y sida
El 49% de los infectados por el
virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en el mundo son mujeres. Son 16,7
millones, según datos de la agencia de Naciones Unidas para el Sida (Onusida)
en su informe de 2012.
Más de tres cuartas partes de
ellas viven en África. En especial, en el sur del Sáhara donde el 58% de las
personas que han contraído el VIH son mujeres. Los territorios subsaharianos
son la zona más afectada por el virus, por delante del Caribe.
Con todo, el número de muertes
(fruto del desarrollo de enfermedades oportunistas derivadas de la caída de
defensas que provoca el agente infeccioso) relacionados con el sida en el
África subsahariana se ha reducido en un tercio entre 2005 y 2011.
En 2011 se diagnosticaron
28.038 contagios por VIH en los 29 países europeos que monitoriza el Centro
Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en
inglés). El 25% correspondieron a mujeres.
En España, en 2011 se
notificaron 2.763 nuevos casos de VIH, según los datos remitidos a la
Secretaría del Plan del Sida por las comunidades autónomas —excepto Andalucía y
la Comunidad Valenciana—. La tasa de mujeres infectadas es aún inferior a la
media europea con un 16,6%. Entre ellas, la principal categoría de transmisión
son las relaciones heterosexuales, mientras que en los hombres este apartado
representa apenas un 20%. En los pacientes masculinos el contagio se debió a
relaciones homosexuales en el 64% de los casos.
La población inmigrante
representa en España el 37% de los nuevos diagnósticos de contagios por VIH.
Más del 50% son mujeres.
Desde el inicio de la
epidemia, en España se han registrado 82.009 casos de sida (enfermedades por
inmunodeficiencia debida al virus). En 2011 se notificaron 844, de los que el
21% fueron mujeres, una tasa que se ha mantenido estable en los últimos años,
según los datos del Ministerio de Sanidad.
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