lunes, 3 de agosto de 2015

LA MATERNIDAD EN LAS MUJERES MEXICANAS

Por Virginia Galván




En la vida cotidiana mexica (pueblo indígena que dominó parte del territorio actual de México y fundó Tenochtitlán y Tlatelolco) para que la concepción fuera fecunda, era necesario "que bajara del Cielo una pluma o una piedra preciosa" que era el Tonalli, el destino del bebé, un regalo de los dioses.
En la mitología de la maternidad está representada por diosas con un gran poder de reproducción y fertilidad. Las diferentes civilizaciones glorificaron la maternidad desde las primeras etapas de evolución a través de una gran cantidad de leyendas, símbolos y relatos.
En el México prehispánico, los nahuas poseían una serie de deidades relacionadas con la fertilidad, la maternidad y el alumbramiento. Cihuacóatl, divinidad mitad serpiente y mitad mujer fue la primera en parir, considerada por ello la protectora de los partos, en especial de las mujeres muertas al dar a luz llamadas Cihuateteo quienes eran divinizadas y honradas como los varones muertos en combate. Parir era considerado como un tipo de batalla y sus víctimas se honraban como guerreros caídos. Su esfuerzo físico ayudaba a los guerreros en las luchas  y por ello a los muertos, los acompañaban al paraíso y guiaban a la puesta del sol poniente.
En la mitología mixteca, Chalchitlicue, “la de la falda de verde jade”, era la diosa de los lagos y corrientes de agua. También era patrona de los nacimientos y representaba un papel importante en las ceremonias.
Tlazoltéotl, “devoradora de la mugre”, era la diosa de la impureza, de la tierra, de la luna, del amor carnal, del sexo y del nacimiento. Era la deidad que quitaba el pecado del mundo y la más relacionada con la sexualidad y la inmoralidad. Mostraba las contradicciones de la moralidad en la sexualidad y feminidad mexica. Traía sufrimiento con las enfermedades venéreas y las curaba con medicina. Inspiraba las desviaciones sexuales y también las absorbía. Era la diosa madre de la fertilidad, del parto, patrona de los médicos, y a la vez diosa cruel que traía la locura.
La dicotomía sexo-maternidad se observa aún en nuestra civilización.
A la embarazada se le prodigaba una cuidadosa atención y en especial los últimos 3 meses, era puesta bajo el cuidado de un Tícitl o médica, quien recomendaría la dieta, ejercicios y prácticas higiénicas destinadas al buen curso del embarazo. Era común el uso del Temazcalli para antes y después del alumbramiento. La posición para dar a luz era en cuclillas. La Tícitl era capaz de hacer embriotomías en el caso de que el bebé muriera buscando salvar a la madre. La mortalidad materna era del 50% en ese tiempo.
Si el alumbramiento era exitoso, la Tícitl lavaba al bebé a modo de purificación y si era niña enterraba el cordón umbilical en el fogón de la casa. Si era niño, lo entregaba a los guerreros para que fuera sepultado en el campo de batalla. Si el bebé moría antes de ser purificado y ofrecido a las divinidades, el dios Tlaloc lo acogía y lo llevaba a Tlalocan en donde era alimentado por el árbol de las tetas chichiquahuitl, en donde esperaba hasta volver en un buen momento al mundo.
En este siglo, pocas comunidades indígenas siguen preservando estas tradiciones, y la Tícitl, la médica y las parteras, han sido casi obligadas a participar en los hospitales rurales en México, dándoles capacitación en medicina occidental para atender a las mujeres embarazadas y a los recién nacidos en estos hospitales, dada la legislación de sanidad. Participan con los médicos en las salas de parto a cambio de ser atendidas ellas y sus familias en estos hospitales y en algunos casos con una mínima remuneración económica. 

¿QUÉ ESTAMOS COMIENDO?

Por Inspiración Femenina


¿Cuál es la mejor dieta para mantener la salud y la longevidad?, ésta ha sido una pregunta que se ha hecho el ser humano desde hace mucho tiempo. Para resolver esta cuestión se han dedicado muchas horas de investigación y se han elaborado muchas teorías, con más proteínas, con menos proteínas, con más frutas y verduras… y un largo etc.
Todo esto está bien, es necesario saber las propiedades de los distintos alimentos y el efecto que tienen en nuestro organismo. Pero cuando ya nos disponemos a adquirir estos alimentos, la mayoría de nosotros simplemente vamos a un supermercado y los compramos, sin interesarnos demasiado por su origen, por el proceso que han seguido, por lo que han tenido que pasar esos animales o esos vegetales hasta llegar a la bandejita del supermercado…
En un momento de nuestra historia, el ser humano se separó tanto de la Creación que decidió que tenía derecho a todo, que la naturaleza y el resto de seres vivientes del planeta estaban a su servicio y podía abusar de ellos, podía maltratarlos, puesto que todo le pertenecía. Con el avance de la tecnología, este abuso y maltrato de animales y vegetales ha ido en aumento, siempre tratando de lograr mayores beneficios, sin importar nada más. Quizás lo que no ha tenido en cuenta –o si lo ha tenido, no le ha importado- es que las características alimentarias de estos animales o vegetales manipulados, abusados, maltratados, privados de cualquier necesidad innata a ellos, evidentemente han cambiado. Y lo que era una fuente de salud, se convierte en algo que llena el estómago pero que no nutre, que intoxica, que nos llena de hormonas que compiten con las propias, que nos produce enfermedades, nos produce esterilidad, tumores, enfermedades autoinmunes, diabetes, aumento de colesterol, y un largo etc.
Por supuesto que todas estas patologías nos las produce a todos, varones y mujeres, pero a las mujeres de forma especial, porque muchas de ellas tienen relación con el sistema hormonal que, como sabemos, es mucho más complejo en la mujer y se disregula más fácilmente.
Hoy queremos mostrarles un video cortito, de poco más de 10 minutos, en el que se hace un repaso a la industrialización de varios tipos de alimentos, huevos, pollo, ternera, pescado… es espeluznante la crueldad que el ser humano es capaz de desarrollar para obtener un poco más de beneficio económico… sabemos que son imágenes duras, pero es importante que las veamos y tomemos consciencia de qué es lo que estamos comiendo, quizás eso nos haga variar un poco, no nuestros hábitos alimenticios sino la fuente en donde los conseguimos.