Por: Clara Restrepo
Desde las civilizaciones amerindias,
africanas o asiáticas, hasta aquel crisol de poblaciones euroasiáticas que fue
la Mesopotamia, los testimonios nos confirman el papel de la mujer como sujeto
activo y exclusivo, portadora de alivio, salud y bienestar para sus congéneres
y para la comunidad de la cual hacía parte. La historia de la medicina nos trae
ejemplos en la época azteca de mujeres que les era permitido el ejercicio de la
profesión de sanación, el único limite era que debían practicarla en edad
madura, después de la menopausia.
Este estilo de vida, este sentido común,
estas tradiciones simples y ricas al mismo tiempo de conocimientos pasados por
generaciones y de relaciones delicadas y profundas con la naturaleza, se
encontraron con periodos más difíciles.
Uno de los peores en el cual sus
consecuencias llegaron a condicionar la vida a través de los siglos por venir,
fue precisamente el de la Inquisición. Los historiadores aun discuten sobre cuántas fueron las víctimas de este
periodo. Las cifras varían, pero todos concuerdan en el hecho que la mayoría de
las victimas fueron mujeres.
Se perdieron tradiciones y culturas
milenarias de cuidados y bienestar y con particular énfasis fueron canceladas
todas las pistas sobre el bienestar psicofísico y la armonía con la naturaleza
y con el universo, que había sido transmitido en textos ilustres, como en el
Evangelio de los Esenios. Esta estrategia de destrucción aseguró el
conocimiento médico solo a los hombres desde el momento en el cual este periodo
se decretó en modo mas o menos oficial y solo los doctores educados en medicina
podían practicar las artes de la salud y las escuelas de medicina fueron
prohibidas a las mujeres.
A excepción de la Escuela De Salerno, ilustre
Academia Médica fundada aproximadamente en el año 1000, donde se encuentran los
registros de una médica, llamada Trotula, “Sapiens Matrona”, hábil comadrona,
proveniente de una familia de Salerno: los de Ruggiero, de origen Longobardo.
En Catania en el 1370 fue habilitada para
ejercitar la profesión médica en todo el reino de Sicilia, otra excepción: La
doctora Vidimura, esposa de un médico famoso de la época; pareciera como si la
medicina fuese en esos tiempos una prerrogativa de privilegiadas esposas o
hijas de médicos.
Salvo estas excepciones las mujeres fueron
relegadas de cualquier actividad médica, como aseguran los numerosos tratados
sobre las enfermedades y problemáticas femeninas.
Un emblema de este relegamiento de la mujer
en Europa es el cirujano de Berlín, Von Bergmann que en 1882, sin declararse un
misógino no aceptaba estudiantes mujeres en sus cursos, afirmando que las
disposiciones del estatuto universitario contemplaban solamente la “instrucción
de la juventud masculina”.
Solo poco menos de un siglo atrás,
tímidamente las mujeres reaparecen en las academias de medicina, en la
Universidad de Florencia, por ejemplo, parece ser que la primera mujer en
recibir el diploma de Médico en el 1877, fue un caso aislado porque había
iniciado sus estudios en la Universidad de Zurich.
Bloqueadas desde el principio y reducidas a
largos años de silencio y de servicio a sus colegas masculinos, con fatiga y
con paciencia, las mujeres se fueron ubicando en sus propios lugares. Los
obstáculos a superar eran principalmente de carácter cultural, a veces las
propias familias que trataban de obstaculizar de todas las maneras la voluntad
de las hijas de entrar en una profesión considerada exclusivamente masculina.
Mujeres
Médico entre el 1800 y el 1900
Las mujeres fueron aceptadas sin
discriminación en la Universidad en la profesión médica solo a finales del 1800
y principios del 1900. En el Nuevo Mundo la figura de la mujer médico encuentra
“su espacio” en la primera mitad del 800 y en todo el país proliferaron las
escuelas médicas privadas. De ahí nace un movimiento para la reforma de la
salud con el objetivo de favorecer la “buena forma” a través de campañas de información
pública.
En el periodo de las “lady doctor”, no faltan
ciertos nombres famosos, como Elizabeth Balckwell, aceptada en el Geneve
Medical College del estado de Nueva York y graduada en 1854 como primera mujer
médico después de dos años de estudio. En 1854 también su hermana Emily se
gradúa como médico y se transfiere a Europa donde frecuenta varios hospitales
para adquirir mayor experiencia. De la misma manera Ann Preston se convierte en
docente de fisiología e higiene graduándose en el Woman’s Medical College de
Filadelfia, primera facultad de Medicina solo para mujeres fundada en octubre
de 1850 por un grupo de médicos de la ciudad. Marie E. Zakzewka de origen
alemán y posteriormente conocida como Doctora Zak frecuenta el mismo colegio en
donde se gradúa Emily Balckwell y aun a pesar de las hostilidades se gradúa con
el máximo de calificación en 1856.
Una de las figuras más prestigiosas dentro de
las mujeres médico es Mary Putnam Jacobi, se diploma en Farmacia en New York y
posteriormente obtiene el diploma en Medicina en el Woman’s Medical College de
Pensilvania, es la portavoz de la idea que para ser un buen médico es tan
fundamental el tener una buena preparación científica como el tener una gran
compasión por el que sufre, se convertirá en la portavoz del movimiento medico
femenino de la Working Women’s Society y de la Asociación por los Avances en la
Educación Médica para Mujeres (Advancement of the Medical Education for Women).
El deseo de estas pioneras de la medicina es
dedicarse sobre todo a los problemas sanitarios de las mujeres y los niños. En
el 1900 las mujeres médico americanas son centenares y representan el 5% de
todos los médicos.
Dorothy Reed, patóloga es la primera en
describir la célula típica de la enfermedad de Hodking, Eliza Morher, docente
de higiene se convierte en experta en sanidad pública, Ruth Tunnicliffe será
una brillante bacterióloga Y Florence Sabin se distinguirá en la investigación
sobre la anatomía del sistema nervioso.
En el 700 Italiano, en Bologna Dorotea Bocci
y Anna Morandi Manzolini se dedican al estudio de la anatomía, la primera
sustituye al padre, la segunda al marido. Otra célebre docente capaz de llenar
los auditorios no solamente con alumnos sino con altas personalidades como
cardenales y nobles, fue Laura Bassi.
También recordar a Maria dalle Donne, la primera
docente de Obstetricia de la Universidad de Bologna, graduada en Filosofía y
Medicina en 1799, y posteriormente directora de la Escuela de Comadronas.
Maria Montessori, nace en 1870 y es la
primera mujer italiana en conseguir el diploma de Medicina y Pedagogía, y
también de Ciencias naturales y Filosofía. Se da a conocer su método educativo
apreciado en todo el mundo, dedicándose sobre todo a la infancia con
deficiencias psíquicas. Autora del método de clasificación sobre los retrasos
mentales y su tratamiento pedagógico, viene nominada como asistente en la
Universidad de Roma y dos años después puede comenzar a experimentar su método
de “autoeducación”, que consiste en dar la máxima libertad a los niños, sobre
todo en las fases pre elementares.
Mas recientemente, en lo que se refiere a la
investigación científica es significativo el ejemplo de la Torinese Rita Levi
Montalcini, premio Nobel de la Medicina en 1986 y descubridora del Factor de
Crecimiento de las células nerviosas.
Si hablamos del siglo pasado, culturalmente
eran años difíciles tal y como lo reporta la Gazzeta Medica Lombarda en 1932,
en donde un tal Doctor Berti rechazaba abiertamente que la mujer tuviera
capacidades para ejercitar la medicina. En 1939 otro doctor, el Profesor Pende
aseguraba en la revista “Educación Fisio-psiquica” que los factores de
pervertimiento de la naturaleza femenina eran tres:
- La voluntad de emancipación económica
- El deseo de emancipación familiar y conyugal
- La emancipación espiritual haciendo los
mismos estudios que los hombres.
Afortunadamente, la evolución cultural y una
progresiva flexibilidad en la concepción de los roles ha favorecido la
adquisición de nuevos espacios para las mujeres en el ámbito profesional
médico.
Si en un principio a las mujeres médico se
les relegaba sobre todo a roles tales
como el cuidado, la educación y la higiene de los niños y de las madres,
actualmente la mujer medico cada vez adquiere más espacio en ámbitos como la
investigación o la cirugía.
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