sábado, 30 de mayo de 2015

SALUD Y PESO...

Por: Ursula Kessler
 
 
La historiadora de medicina Luise Foxcraft cuenta la historia de 200 años de régimenes y qué tiene que ver la dieta con el sexo.
Desde el siglo IX. Los curanderos dan consejos para perder peso. En este sentido la historia de la industria de régimen no es especialmente un mérito. Y durante los últimos 200 años muchos han intentado de obtener un trozo de la “tarta de régimen”.
Ya en el siglo IX. –en Europa y EEUU- curanderos se autoproclamaron expertos de dietas, para ganar “dinero rápido”. El progreso de la ciencia bombardeaba al mercado con permanentemente nuevas recetas y la prensa extendida de imagines de “antes y después” en anuncios y en columnas de cotilleo.
El gremio medicinal también se inventó nuevas especialidades: médicos de dietas. Aquí unos ejemplos:
1820 Dr. Wiliam Wadd desarolla su dieta bajo el lema: “poco-pero-muchas-veces-dieta”. Por ejemplo el sugirió a comer salvado, verdura y dedalera más montar a caballo con regularidad, comer jabón, leer en voz alta y aplicar sal en todo el cuerpo.
En Francia Brillat-Savarin propaga una dieta de reducción en hidrato de carbono y a todos, que no querían seguir a esta dieta les predecía: “Se van hacer feos y gordos asmáticos para finalmente sucumbir miserablemente en su propia grasa. Voy estar a su lado para observarlo.”
La dieta más popular ha sido la del Banting-System que fue propagada por William Banting en 1860. El mismo ha sido enormemente gordo. De esta dieta luego salen las de Atkins y Dukan que están ricas en proteínas y reducidas en carbono de hidrato.
Sissi, esposa del Káiser austriaco Franz Josef I. ha sido famosa en el siglo XIX., la cual vivía rigurosamente según su dieta. Usaba al hambre como una especie de regulación para superar problemas y situaciones críticas en la corte o conflictos públicos al respecto de su persona. Muy semejante como pasó un siglo más tarde en Inglaterra con Lady Di. La prensa se apoderó de la vida de Sissi, publicó historias muy exageradas sobre la misma.
 
Sissi tenía una altura de 1,72 m, era más alta que su esposo y pesaba a penas 48 kilo. Su cintura no debía pasar los 45,5 cm, sino dejaba de comer. A parte de vomitivos y laxantes solamente tomaba naranjas y caldos aguados o un vaso de leche.
Al principio del siglo XX. Se estableció el “Flecherismo” como dieta preponderante.  Su inventor ha sido Horace Fletcher. Según la revista especializada “Lancet” es el ídolo de nuestra época. El también sabia comercializar muy bien su Idea: La “masticación”. Todo el mundo –incluso Henry James, Franz Kafka y John D. Rockefeller- confiaban ciegamente en esta dieta. La dieta consistía en masticar cada bocado tantas veces, hasta solamente tragar el jugo del alimento y escupir las fibras vegetales. Por ejemplo un chalote necesitaba 700 boceadas. Flechter estaba tan orgulloso de su evacuación bisemanal, que solía de llevar dos onzas de sus materias fecales. Según dicen, olían a “galletas calentitas”.
El deseo ser delgado se expandió al principio del siglo XX. Como una explosión. Y la industria de dieta sabía y sabe muy bien hasta hoy día divulgar sus productos. Expertos auto designados competían por este nuevo mercado en crecimiento y ofrecían dietas, aparatos mecánicos y eléctricos, tinturas y bebedizos. Había tratamientos anti grasa con pastillas de tenia, grageas de bilis, pastillas de Figuroid y las pastillas elegantes de Dr. Gordon, las cuales contenían desde arsénico hasta manteca de cerdo y otras sustancias imposibles. Se podía comprar chicle rellenado de laxantes, sales de baño para adelgazar, medias de goma para ablandecer la piel y sillas de vibración.
Contar a las calorías tiene hasta hoy día una gran estelaridad y es algo que estaba en boga ya hace 100 años.
Otra novedad se estrenó entre 1920-1930 y eso eran las pastillas de hormonas para adelgazar, las cuales contenían extractos de la tiroidea. Se las podían conseguir sin receta y se vendían en gran cantidad. Otros medios de régimen también eran altanamente perjudiciales para la salud, como por ejemplo Dinitrophenol, un fertilizante cancerígeno  para el ser humano, el cual se usaba en explosivos durante la Primera Guerra Mundial. La sustancia activó el metabolismo y podía generar un sobrecalentamiento del cuerpo dramático, incluso pudo llevar a la ceguera y hacia la muerte. En 1938 se prohibió este medio pero hoy se puede conseguir a través del Internet. Oficialmente se le responsabiliza la muerte de 60 personas, la cifra negra parecer ser más alta. 
En Francia la anfetamina “Mediator” produjo probablemente 500 muertos. En 2009 se le retiró de la circulación. 
Al igual se le pasó con los siguientes productos: El inhibidor del apetito  “Fen-Phen (Fenfluramin-Phentermin), Reductil (Sibutramin) y Acomplia (Rimonabant).
Estos productos mencionados solamente son unos cuantos de una multitud más que había y que hay en el mercado. La industria de los adelgazantes está creciendo alegremente.
Tampoco hay que olvidar a las drogas. Está comprobado que fumar adelgaza. Por ejemplo los gigantes de tabaco Philip Morris y American Tobacco añaden inhibidores de apetito a los cigarrillos.
Qué formas en las mujeres se consideran ideales, se cambió bastante durante la historia. En el tiempo victoriano por ejemplo se llevaba la mujer lozana. Se tenían que “atar” la carne en sus corsés, aunque este perjudicaba la salud. No era especialmente vanidad por la cual estás mujeres se sometían a tales torturas. Pero sin cultura y profesión, su posición social dependía de sus chance de casarse y ésta de su aspecto “ideal”.
La época del ideal de delgadez en el cual estamos hoy comenzó después la Primera Guerra Mundial cuando la mujer empezó a tener acceso al mercado de trabajo y cuando obtenían el derecho al voto. Tenemos una industria forrado de miles de millones que se prevale de la superstición y de la ciencia para vender sus productos. En el mejor de los casos las nuevas dietas rápidas no sirven.
Entonces, en la historia de las dietas no hay nada nuevo. Vive de modas efímeras e ineficaces y siempre hacen las mismas promesas. Todo esto sustituido por modelos fotógenas, personas famosas que encima insinúan que –aunque en avanzada edad- una tiene que poder ostentar un trasero tal y como lo hizo con 17 años.
Evidentemente no se puede separar la historia las dietas de la historia de la salud. Y ciertamente es un tema que se refiere a todos los seres humanos, pero la que más ha sufrido y sufre con este tema es la mujer. Parece que todavía se considera como un “bien” en un mercado, en donde espera ser elegida por “él”. Y “el” elige según el “ideal” que está establecido. Ciertamente habrá excepciones, por supuesto.
Y pregunto: ¿Por qué no tener un peso adecuado cada uno, según su fisiognomía y sus necesidades, con una responsabilidad de mantenerse lo más sano posible bajo las condiciones de vida que tenemos hoy?. En vez de compararse una y otra vez con… Porque en el fondo hay un “miedo” detrás que –cuando no cumplo el ideal- no me aman.

Hay que recordar: Soy un ser único, irrepetible, insólito y tal y cómo me crearon ME AMAN, ¡ya!.

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